Definitivamente, después de la risa, el autoformato de Word, el plástico de burbujitas y el oxxo,
que a tu jefa le toque ser funcionaria de casilla en el edificio de junto y que subrepticiamente decida pasar un tiempo en casa de su amiga del alma, dejando así la casa sola a cargo de su respetable hijo, es el regalo más grande que Dios le pudo haber hecho a la humanidad (... bueno, a mí)
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